[ La rabia de vivir ]
Si Las Terribles y la Banda Maldita era
la alegría de vivir, Nuevo Ejército de
Salvación (N.E.S.) era la rabia de vivir.
Todo empezó una noche, a finales del
verano del 87 en la terraza de Tropical, cuando Mingo, bajista de Terribles, me propuso montar un
grupo que operaría en paralelo a La Banda Maldita, pero de unas características muy diferentes,
un grupo de base, actitud y sonido punk pero con desarrollos musicales más cercanos al pop duro
y con líneas melódicas más directas, sobre todo en las voces y en los solos. Las letras también
reflejarían, sobre todo al principio, ese espíritu agresivo y rebelde, con matices de héroes
románticos y por tanto, perdedores. Los temas eran de
Mingo, algunos basados en ideas de la primitiva
formación de N.E.S. (primeros 80), pero la mayoría del
material era completamente nuevo, y para mí, muy
original y de una calidad sorprendente. Me recordaba
mucho a mis primeros grupos de los últimos 60 y primeros
70, pero pasado por el filtro directo y desafiante del punk.
La valoración musical de N.E.S. la recoge muy bien
Manolo Rock en su libro "Yo, M. Rock en la valencia
subterránea 1980 - 2000".
N.E.S. arranca con Berna, Sabu, Mosca y Mingo allá por el 82, luego, por el 83, Mingo toca en
ACCION DIRECTA (Carli, Sabu y Víctor Acnex de ¡VOCALISTA!), ya
para el 84/85 entra en GENERACION 77 con Fernando El Loco, y de
ahí, posiblemente, y aunque durante el 86 y 87 estaba tocando conmigo
en Las Terribles y La Banda Fantasma, retoma la aventura de N.E.S.,
proponiéndome formar parte del nuevo proyecto.
El grupo empezó a pegar enseguida, ensayábamos en el local que había
en la calle Orihuela, en frente de la sala Gasolinera, el mismo de
Terribles, así que muchos días ensayábamos un grupo detrás de otro, y
los fines de semana que no había concierto con el otro grupo, nos los
pasábamos trabajando y preparando el material para los conciertos.
Cuento esto para reflejar la fiebre que nos entró y el buen rollo que hubo
entre los músicos durante mucho tiempo, aportando ideas y sintiéndonos
creativos a tope, en parte por la inmediatez de las canciones, por la
fuerza que transmitían y por la rabia, dureza y velocidad de las interpretaciones, y en parte
también por aquella sensación de ir a comerse el mundo que parecíamos compartir. Por otro lado,
los orígenes de cada uno de los componentes -habían estado en los grupos más representativos
de la movida musical valenciana de los primeros 80- ya era una garantía de lo que podía ocurrir.
La formación inicial fue:
- Mingo Hernández (Acción Directa, Generación 77, Las Terribles),
voz y bajo.
- Berna Sánchez, guitarra rítmica y coros desde los inicios allá por el
82.
- Iván Hernández (Las Terribles, IndiosSinDios, Los Cangrejos, La
Rocka), batería y coros.
- Y yo, como guitarra solista y segunda voz. Después vendrían
cambios que ya comentaré.
Mingo era lo que para mí siempre debe ser un buen bajista: una toma
de tierra. Seguro en la medida, firme en el sonido -pegada inimitable-
y siempre la referencia tonal y métrica del grupo, con unos fraseos y
líneas melódicas que contribuían a llenar el ambiente sonoro. Como
cantante era muy original, tanto por su timbre de voz, su particular
manera de interpretar -giros y entonaciones sorprendentes-, como por su entrega, fuerza
expresiva y actitud desafiante que le convertían en el líder indiscutible. Otro factor en cuanto a la
parte vocal es que había muchos coros y segundas voces, lo que aportaba color y variedad
armónica a las interpretaciones, sobre todo en los directos.
Berna, con su Gibson SG y su estilo interpretativo, compacto y musculoso, creaba una muralla de
sonido de digitaciones sencillas pero de gran efecto porque llenaba mucho. Entre él y Mingo
creaban una sólida base sobre la que, la verdad, era fácil construir. Ayudaba el hecho de que
habían estado juntos ya en la formación antigua de la banda, y estaban muy compenetrados,
tanto personal como musicalmente.
Iván aportaba una gran variedad tímbrica (uso de los platos y
timbales) y ritmos muy originales, que eran el complemento
perfecto a la caña sin concesiones de Mingo y Berna. Con el
tiempo adquirió una seguridad métrica notable que le vino muy
bien para otro grupo en el que colaboramos posteriormente. (ver
IndiosSinDios).
Yo me encargaba básicamente de los solos y de fraseos que
daban entrada a la voz o iban por debajo de ella. Me encontraba muy a gusto porque así aportaba
contrastes y matices producto de mi diferente formación e historia musical, y además podía cantar
y hacer voces, cosa que siempre me ha gustado. Tocaba con mi TELECASTER de los 70, que
contrastaba muy bien con la SG de Berna, pero me di cuenta de que me faltaba un sonido más
sólido, y cuando se acercaba la grabación del disco, me pillé una FENDER STRATOCASTER
modelo "Strat Plus".
En realidad, el grupo como tal duró poco (yo participé desde el otoño del 87 hasta el otoño del
89), pero fue de vida intensa y concentrada. Para empezar,
los directos eran apabullantes, llenos de vigor y con un
sonido más que aceptable. La peña se divertía, había todo
tipo de tribus urbanas conviviendo -punks, skins, rockers-, y
con las piezas más cañeras empezaba el pogo y alguna que
otra bronca, que nunca iba más allá. Tocábamos nuestros
propios temas y unas cuantas versiones, clásicos del rock y
del punk. El personal disfrutaba, desde luego.
Otro aspecto importante fueron las grabaciones. Hicimos 3
maquetas, las 2 primeras entre el local y mi casa, con la
TASCAM. Había un total de 8 temas, con uno repetido, "Una
canción de amor". En otra, "El sol no brilla en Moscú",
utilizamos un teclado para armonías y efectos. Sonaban bien, dentro de las limitaciones que cabía
esperar. La tercera maqueta fue grabada en Gasolinera con 5 temas, fue producida por José Luis
Macías y ya utilizamos un 8 pistas. El resultado fue un directo grabado que sonaba muy bien.
Nuestro manager era, desde hacía tiempo, Manolo Rock, con el que tocamos un montón de
veces en directo y nos preparó la grabación de un disco para Rabia Records, la división de EP's
de La Fábrica Magnética (Servando Carballar -DRO-). Para entonces había habido cambios en el
grupo. Mingo dejó de ser la voz solista y este papel lo asumió Willy Escribano (Interterror,
Noviembre Rojo), muy bueno técnicamente y que aportó, tanto como cantante como compositor,
una estética mucho más rocker y, por tanto, muy alejada de la onda original de N.E.S.. De hecho,
el disco, con 2 temas de Willy y 2 temas de Mingo muestra estas dos tendencias, y solo la
producción de José Luis Macías consigue hacerlo más homogéneo. A mí me sacó unos sonidos
de guitarra increíbles. El técnico fue John McGregor, tras el que se esconde Goyo Esteban (y sus
pelos), guitarrista de la 3ª formación de Comité Cisne y fundador del sello Locomotive Music.
Colaboró en el saxo Rocco Ruiz (La Resistencia), que también había tocado con Terribles, y que
se unió a algunos directos posteriores a la grabación.
Precisamente por un directo, en Els Poblets (Alicante), en octubre de 1989, tuve que atrasar la
fecha de mi boda (pagaban una pasta). Quién iba a decirme entonces que, años más tarde,
tendría una casa en la playa de ese mismo pueblo, y a un 1 Km de la plaza en la que tuvo lugar el
que fue mi último concierto. Me casé y me fui con mi mujer de viaje de bodas a Lanzarote.
Cuando volví, ya no estaba en N.E.S.. Se había decidido que el nuevo guitarra solista fuera Willy
Fuster (La Resistencia, Scooters, Las Terribles). Ironías de la vida, porque al final fui sustituido (no
por decisión suya, por supuesto) por aquel a quién yo entré a sustituir en Las Terribles y la Banda
Fantasma hacía ya tres años y medio.
Pero ¿quién dijo que vivir fuera solo una bella aventura...?
EP para RABIA RECORDS
Grabación en directo para TVE (1989) de las canciones “Alta Tensión”
y “Una Canción de Amor” con motivo del concurso Rock’ 89.
No me siento extranjero en ningún lugar
Si estás interesado en descargar alguno de estos
temas, tan solo escríbeme un email
(pedales@elguitarristavirtual.com)
y con mucho gusto te facilitaré un enlace para
que puedas hacerlo.