[ Una intensa historia ]
Jamás pude suponer cuando contesté a
un anuncio de Trajín, en el que se
buscaba guitarrista para grupo, que
mis ideas sobre la música y sobre
muchos aspectos de la vida iban a
cambiar tanto en los próximos 3 años. Era el verano del 86, y yo andaba buscando músicos
como un desesperado para tocar y grabar. Había estado 3 años en Mallorca -1982, 1983 y
parte del 84-, estudiando música en el Conservatorio y tocando allí bossa nova, jazz, funky y
acústico, sobre todo con un amigo, Juanjo Saura, con el que monté un dúo de guitarras (ver
DúodeNo). Juntos creamos ya en Valencia, en el 84, un grupo (ver Derecho a la Pereza), que
duró hasta mediados del 85, así que llevaba un año dando tumbos como músico, hasta que
contesté al anuncio. Bueno, me pareció gente bastante más
joven que yo, pero al hablar de ello y de la diferencia de
ondas, Mari me dijo que al anterior guitarrista le gustaba...
¡Aute!, así que podíamos probar.
Quedamos en una casa antigua, como en un descampado
cerca de casa de ellas, y nos conocimos. Bueno, no sé quién
se quedó más pasmao cuando nos vimos, si ellos o yo. De
entrada, el nombre, Las Terribles y la Banda Fantasma. De
salida, la diferencia de edad, gustos y actitudes. Apuesto a
que todos pensamos al principio que era difícil que de todo
aquello saliera algo, pero acordamos intentarlo. Buscaban un
guitarrista porque el titular, Guillermo Fuster -Willy- (La Resistencia, Scooters), se iba a la mili.
Pasada la primera sorpresa, ya empezamos a ensayar.
La formación con la que yo empecé, era:
Mari e Isa Blázquez, voces.
Mingo Hernández (N.E.S., Acción Directa, Generación 77), bajo y segundas voces.
Salva Rocamonde Stack -el Fleky-, batería. Creo recordar haberle visto en algún directo con
Extrema Cordialidad Homicida. ¡Tocaba con botas Dr. Martens!
Y yo como guitarra y voces adicionales.
Una dificultad añadida para mí era que nunca había tocado a trío, como guitarrista único, y
luego estaba la cuestión del sonido. Aquello necesitaba algo mucho más contundente para
empezar a sonar, así que abandoné mi vieja guitarra ARIA y mi suave ampli a transistores
ROLAND, y me pillé una GIBSON LES PAUL 75 Aniversario. Como amplificador usaba un
FENDER TWIN REVERB de 100 vatios con el que ya tocaba en Palma, pero aquello tampoco
era bastante hasta que me hice con un MARSHALL JCM 800 Combo de 50W, y me puse a
currar en digitaciones y armonías que no empleaba
desde finales de los 60 y principios de los 70,
cuando mis primeros grupos. Para entonces ya
ensayábamos en un local del Paseo de la Pechina.
Y de repente, todo cambió. Al empezar a trabajar las
canciones, empecé a darme cuenta de la fuerza y la
originalidad que tenían las letras, la vehemencia y la
convicción con que las cantaban Mari e Isa, y la
contundencia, la caña y la velocidad con la que
teníamos que interpretarlas. Cuando empezaron los
conciertos todo empezó a tener sentido, aunque lo
que más me costó fue conseguir un sonido lo suficientemente duro, pero a la vez limpio y
directo y cada vez con menos efectos.
Nos trasladamos a un local de ensayo en la calle Orihuela, enfrente de la sala Gasolinera, que
a veces compartíamos con otros grupos, y pensamos en grabar una maqueta. Me compré una
grabadora TASCAM Porta Estudio de 4 pistas, cambié el MARSHALL inicial por el definitivo
JCM 800 Super Led MK-2 modelo 1959 de 100 W, y adquirí de segunda mano una FENDER
TELECASTER de los 70, que me venia bien como guitarra de apoyo en las grabaciones, por la
diferencia de timbre con la LES PAUL. Grabamos una maqueta con 5 temas, la parte
instrumental en el local y la vocal en mi casa del barrio del Carmen. Todo esto fue en la
primavera del 87, y a partir de ahí ya no paramos de tocar durante dos años en los locales y
garitos del circuito habitual de la ciudad, así como en un montón de pueblos de la Comunidad
Valenciana y otros puntos de España. La formación era la
misma, con la colaboración eventual al saxo de Rocco Ruiz
(La Resistencia, N.E.S.), y de un saxofonista de Alcoi, Enric
Peidro, -lo que aportaba mucho brillo y color al sonido y la
posibilidad de hacer solos porque todo sonaba mucho más
lleno-, y la sustitución de Fleki -bateria preciso, imaginativo,
con clase y riqueza tímbrica como pocos, uno de los mejores
con los que he tocado- por Iván Hernández (N.E.S.,
IndiosSinDios, Los Cangrejos, La Rocka), de parecidas
características.
Con Vicente Medina "El Tigre de Higueruelas" como batería
–pegada inimitable- (Controversia, Los Básicos, Renol 5, Moonfish) el sonido del grupo cambió,
se hizo aún más duro y cañero, y con él grabamos en directo una maqueta de 8 temas en
Radio 3, que sonaba estupendamente. La noche anterior nos entrevistaron Jesús Ordovás y
Jose María Rey. Mientras tanto cambiamos un montón de veces de manager, unos mejores y
otros peores, y Gasolinera se convirtió en punto de referencia, no solo como bar sino como
local de conciertos y como centro de la movida cultural valenciana en aquellos años... ¡y
nosotros teníamos el privilegio de ensayar en frente!
Del bajista, Mingo hablaré más extensamente en el apartado de N.E.S.. Sólo decir que aportó
mucha garra y seguridad en los directos, y fue mejorando en técnica y sonido. También cambió
su bajo y su ampli antiguos por un FENDER
PRECISSION y un TRACE ELLIOT. Siempre fue un
bajista muy original, cuya pegada y fraseos continuos
hacían una base perfecta para tocar a trío.
Como las cosas (y eso que nos matábamos a currar)
no salían, los músicos empezamos a proponer
cambiar el clásico nombre de La Banda Fantasma por
La Banda Maldita -curioso, los 3 éramos nacidos bajo
el signo de Libra-. Yo siempre defendí esta opción,
porque además aportaba un componente canallesco
y fronterizo muy propio de la literatura que me gusta.
Los dos nombres son válidos y así constarán en la
historia de la movida musical valenciana, porque por ese grupo han pasado casi todos los
músicos de Valencia, algunos de ellos realmente buenos.
Las Terribles, desde el principio y en esa época siempre tuvieron, en sus letras, en su imagen y
en su forma de cantar un componente básicamente punk. También había bastante ska en sus
canciones y, con el tiempo, fueron desarrollando una sensibilidad más cercana al pop. La
combinación era muy original, divertida y convincente. Además, ellas eran básicamente las
autoras de los temas -muy buenos en general, algunos sensacionales-, con independencia de
las aportaciones y arreglos que pudiéramos hacer los otros músicos, y su papel de líderes en
los conciertos era indiscutible, creando un espectáculo destroyer, vigoroso y rompedor. Se
quedaban totalmente con el público, aunque a esto contribuía poderosamente Mingo.
Bueno, el resto es sabido. Después de medio año (1989) de contactos para grabar un disco y
consolidarnos de alguna manera, intentos que no cuajaron, empezaron a pasar cosas que
hicieron que el grupo se disolviera durante un tiempo, hasta su reaparición posterior en los 90,
ya sin mi presencia y con otro estilo y formación. La pujanza y el brío de N.E.S., donde
militábamos tanto Mingo como yo, y el curioso proyecto de K, K NO? (ver sección), explotando
la vena pop que siempre habían tenido, y donde también hubo aportación instrumental de
Mingo y mía, fueron factores importantes, pero sobre todo, empezó a fallar el interés, las ganas
de compartir las cosas, y la amistad. Y como todo en la vida, la historia se acabó. Lástima,
porque fue bonito mientras duró.
En cualquier caso, la valoración es positiva. Cambió mi forma de tocar, mucho más
diversificada y abierta, conocí gente que valió la pena conocer y de cuya amistad todavía me
honro, y aprendí un montón, tanto desde el punto de vista musical como cultural, porque viví de
muy cerca toda una movida que por diferencia generacional y por más razones me hubiera
quedado lejos, y de la que estoy muy orgulloso de haber formado parte.
MAQUETA OFICIAL
No me siento extranjero en ningún lugar
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